PALOMAR S.XVII

PALOMA DEL S. XVIII

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El palomar de Breña tiene 7770 nidos y una superficie total de casi 400 m2. Estas estadísticas lo convierten en el palomar más grande del mundo, según el Libro Guinness de los récords. Curiosamente, si las palomas siempre utilizan los mismos nidos y no confunden uno con otro, aún así solo utilizan dos tercios de los nidos en el palomar. Esto nos permite calcular una población de aproximadamente 5000 parejas, lo que representa 10 000 palomas adultas. A estos adultos hay que añadir los jóvenes. Las palomas son conocidas por su gran capacidad de reproducción; cada pareja puede tener uno o dos descendientes cada tres semanas. Debido a esto, cada mes el palomar de Breña podría haber tenido un total de 15 000 palomas (10 000 adultos y 5000 jóvenes).


Con una concentración tan alta de palomas, el producto primario extraído era el guano o "palomina", que en ese momento se consideraba como el mejor fertilizante orgánico. Como resultado de una cantidad tan grande, había que diluirlo con agua o estiércol de otros animales para que no quemara a las palomas en reproducción. Gracias a otros palomares bien documentados, podemos estimar que la producción de guano en el Palomar de la Breña estaba entre 10 y 15 toneladas de fertilizante cada año. En los tiempos de máxima actividad de este palomar, no se tenía conocimiento de fertilizantes químicos, y por eso se puede caracterizar como un esquema "preindustrial" de producción de fertilizantes.

El producto secundario que se obtenía era la carne. ¡Con uno o dos jóvenes cada tres semanas, esto habría dado una producción de 80,000 a 100,000 palomas cada año! Como en muchos lugares, la propiedad de un palomar estaba reservada para la aristocracia, la nobleza o la iglesia, y el consumo de carne de paloma era la marca de distinción social. La producción no habría sido únicamente reservada por esta razón, como se demuestra al hacer referencia a registros históricos de los posibles puntos de venta comerciales de la época, como el puerto de Cádiz.


Hasta la fecha, tenemos varios ejemplos de palomares de grandes dimensiones situados muy cerca de las costas, que pertenecían a propietarios de barcos. Estos palomares habrían servido a expediciones navieras con carne fresca. Dado que no había electricidad ni neveras en los barcos, la única forma de proporcionar carne fresca era llevar las palomas vivas en jaulas. Sin lugar a dudas, fue en el siglo XVIII cuando la mayoría de los barcos partieron de Cádiz hacia las tierras lejanas de América.

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Otro producto extraído de un palomar y de gran interés para la flota de la Armada era el salitre. Aunque en este momento no hay pruebas definitivas de que este producto se utilizara en este palomar en particular, se sabe que el mejor salitre para la pólvora utilizada en armamentos y cañones se presenta en forma natural de pequeños cristales en lugares húmedos donde hay residuos orgánicos y especialmente dentro de paredes hechas con mortero de cal. El salitre es el ingrediente más delicado de obtener de la mezcla de la pólvora (pólvora = azufre, carbón vegetal y salitre) y alimenta las numerosas leyendas de los alquimistas...


Otra información obtenida de la cantidad de nidos en el palomar es la superficie de la finca. Se puede calcular media hectárea por cada pareja de aves, de modo que la tierra disponible para 5000 parejas equivaldría a 2500 hectáreas. Aunque estas tierras eran propiedad de la finca, la presencia de piratas en la costa hacía que permanecieran como tierras incultas. A pesar de esto, las palomas recibían protección real, gracias a una Patente Real. También se puede calcular que 10 personas trabajaban en el palomar.


Con la llegada de fertilizantes modernos, refrigeración y explosivos, la importancia económica de la cría de palomas, tal como se conocía en el siglo XVIII, ya no es relevante. Por eso las palomas domésticas ya no hacen nidos, ya que no se crían en este palomar. Tres parejas de Cernícalo Común, así como Mochuelo Común y Lechuza Común ahora ocupan el palomar asegurándose de que las palomas eviten anidar allí.

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